miércoles, 21 de octubre de 2015

DE  CHILE, DE DULCE  Y DE MANTECA I


Empezaré recordando las palabras que Gonzalo Castañeda escribió en algunos relatos sobre nuestra querida escuela.

"... Una bonita escuela. Y quizá la más cercana a la escuela ideal que en la década de los 60 había en nuestra región..."
"...Desde sus inicios y hasta el año de 1961, la albergó un viejo edificio. Era un ex convento. En él se podía sentir el misticismo que irradiaba su arquitectura y dirían ahora, las vibras de sus antiguos moradores, la enseñanza era un poco diferente a la actual..."
"... En esa antigua escuela, los alumnos privilegiados eran los bachilleres estos basándose en la responsabilidad y madures que habían ya adquirido, por haber logrado alcanzar tan alto grado, contaban con la anuencia de entrar y salir cuantas veces quisieran del edificio tuviesen o no tuviesen clases. Eso era porque se llevaba un bachillerato dividido en ciencias exactas, ciencias químicas o sociales, permitiendoles  tener varias horas libres..."
"... A ellos con cierta envidia veían el resto de los alumnos salir por la pequeña puerta de ex convento he irse a sentar al hotel Zevallos y disfrutar la sinfonola , en la que se podía poner desde La Boa con la Sonora Santanera, hasta mi oración con los cinco latinos..."
 Cuando llegamos a la escuela nos sorprendió que no solo los  bachilleres podían salir  y regresar a la escuela a la hora que quisieran, también nosotros y los de segundo y tercer año lo podíamos hacer, claro, ya no íbamos al Zevallos a óir la música en la sinfonola, a tomarnos un café o una nieve, ahora íbamos a la fonda de la Negra que estaba junto a la escuela o a la de Irasema que también estaba junto a la escuela pero  en el otro extremo, ahora también podíamos ir a la Trinidad  que estaba frente a la escuela cruzando la carretera federal que llevaba a Fortín  a comer frutas , o ir a la pocita que estaba atrás de la escuela a darse un chapuzón o a las peras que abundaban en las huertas que había rumbo a Fortín, por todo eso  y más nosotros ya no envidiamos a los bachilleres de la vieja escuela.
Para llegar a la escuela, había dos rutas de camiones que nos dejaban en la puerta de la escuela, el Dos Caminos bandera verde y el Alameda bandera roja, en otra ocasión relataré el camino que seguían estas rutas que tenían su origen en el barrio de las estaciones.
También se podía llegar caminando y bueno los que podían llegar en el coche de papi.
El regreso  muchos lo hacíamos caminando, con una parada obligatoria en San Pepe, para  escuchar un poco de música en la Nevería el Rugido y luego pasar con la señora de la tortillería que estaba frente al parque sobre la avenida 9, para que nos regalara un taco de sal para el camino, los mamucos  pasaban y hacían un poco de barras para no perder la figura y las parejas, para contarse las pestañas , entre  besos salivones y palabras como estas "me amas gude" " is" .
La Preparatoría iniciaba sus clases a las 7 de la mañana y terminaban a las 2 de la tarde.
La Secundaria las iniciaba a las 8 de la mañana y las terminaba también a las dos de la tarde.
Ambos horarios eran de lunes a sábado.
Los alumnos teníamos una tolerancia de 10 minutos para entrar a clase, después de esos diez minutos , quedaba a criterio del maestro si entraba uno a clase.
A los maestros se les daban 20 minutos para llegar a impartir su clase, si pasados los 20 minutos   el maestro no llegaba, los prefectos nos sacaban del salón, mismo que se cerraba, uno podía disponer  del resto del tiempo en lo que se nos diera la gana.
No teníamos receso para descansar, pero si sumamos los 10 minutos entre clase y clase, resulta que al día teníamos una hora muerta

Al principio deslumbrados por la facilidad que teníamos para salir de la escuela a la hora que quisiéramos, empezamos a faltar a algunas clases, sin embargo, pronto nos dimos cuenta que esto era perjudicial, pues podíamos perder derechos a examen por faltas acumulada a lo largo del semestre.
Aunque los cursos eran anuales, el año se dividía en dos semestres y cuatro bimestres.
El calendario escolar en aquellos años empezaba en febrero y terminaba en la primera quincena de noviembre.
Solo había un periodo de vacaciones y este era en la segunda quincena de mayo, en Semana Santa solo nos daban los días jueves, viernes y sábado.
El periodo largo de vacaciones empezaba en la segunda quincena  de noviembre y terminaba el 31 de enero del siguiente año, durante este mes se efectuaban los exámenes extraordinarios.
Había dos periodos de exámenes semestrales, el primero en la primera quincena del mes de junio y el segundo o final en la segunda quincena del mes de octubre.
La Dirección de la escuela nos daba una semana antes de cada periodo de exámenes precisamente para estudiar y prepararlos.
Para tener derecho a examen ordinario no debería uno tener más de cinco faltas en el año en cualquiera materia.
Si uno tenía más de seis pero menos de diez, tenía uno derecho a examen ordinario, pero tenía uno que presentar  otro examen, a este examen le llamábamos "tema doble", si uno había reprobado una materia  en el primer examen semestral, automaticamente en el segundo semestre tenía uno que presentar " tema doble"
Si se tenían mas de 10 faltas en el año, perdía uno el derecho a examen y se tenía que presentar examen extraordinario.
La Dirección  una semana antes del examen final publicaba listas donde aparecían los nombres de los que presentarían exámenes ordinarios, los que presentarían tema doble y los que no tenían derecho a examen y presentarían examen extraordinario.
La Dirección nos vendía cuadernillos  en cada periodo de exámenes, estos eran los que utilizábamos  en los exámenes, el número de cuadernillos que cada alumno compraba correspondían al número de materias que se llevaban, no podía uno comprar más cuadernillos.
En algunas ocasiones nos daban exámenes impresos y muy rara vez el examen era oral.
Al final de cada curso, nos escribíamos  mensajes en nuestras camisas y blusas y los hombres nos enlodábamos y nos lanzábamos a las fuentes ya fuera en  las de San Pepe o las  del 21 de Mayo.
Esta historia va a continuar.

PARQUE DE SAN JOSÉ




PARQUE 21 DE MAYO







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